La niña afgana

Desde siempre me llamaron la atención esas mujeres que con sus velos, cubrían el pelo, aveces hasta los ojos. Me parecían tan interesantes y lejanas a la vez... Crecí en una época marcada por el atentado de las Torres Gemelas, tan sólo tenía nueve años cuando aquello sucedió y casi se volvió un tabú en cada diario o revista que tomaba el tema de la guerra contra el terrorismo y el Islam. Hombres barbudos con el típico pañuelo árabe de la feria artesanal, sobre sus cabezas. (¿desde entonces serán tan famosos esos pañuelos?- interesante...)
Y en mi inconsciente siempre estuvo esa foto de la niña afgana tomada por Steve MacCurry, que con sus bellos ojos verdes, cubría la portada de la revista National Geographic. 
Mi profesora de Patrimonio y Espacios Culturales en la U nos habla de "Arte", de sentirlo, apreciarlo y que se nos paren los pelos. Bastante difícil para mí, pero supongo que es un poco del legado que me dejo mi enseñanza básica y media, por casi suprimir los ramos artísticos entre mis asignaturas. Digamos que me cuesta un poco hacer mío ese sentir. La profe nos plantea escoger una obra de Arte, llámese pintura, escultura, film, o lo que sea que nos mueva esa gotita de sensibilidad y locura, y que además pensemos como introducirla en la sala de clases para nuestros futuros alumnos.
Y en ese momento... No se me ocurrió nada. Era obvio, pero tras darle vueltas dije: "¿Y si escojo la fotografía de la Niña afgana?" Pregunté a algunos compañeros si la conocían, y ninguno asintió lo que significa que la idea era mía. (carita feliz). Así que comencé a investigar respecto a cómo se tomo la fotografía y algunos datos freak que llenan de emoción la historia que a mi tanto me gusta. 
Resulta que MacCurry, su autor, se dedicó a trabajar en una oficina por cerca de dos años, se aburrió (como lo haría cualquiera), pescó sus cosas y se marchó para llegar a Afganistán, en plena invasión Soviética. Se encargó de mimetizarse con ropa nativa, para no ser descubierto, y cosió los cartuchos de fotografía a su ropa. Logró llegar a la frontera de Afganistan con Pakistán, específicamente a un campamento de refugiados donde tomó la tan famosa foto en 1984, la cual al ser publicada como portada de la revista National Geographic, dio la vuelta al mundo, transformándose además en el primer fotógrafo de  guerra que nos muestra por primera vez lo que estaba sucediendo en aquellas lejanas tierras del oriente. Unos ojos impresionantes verdes y hermosos, que contrastaban con las brutalidades y la miseria de la guerra en su país, la cual la había dejado huérfana. De ella sólo se sabia que tenía doce años cuando los helicópteros Soviéticos habían destruido su aldea y a su familia, debiendo huir por las peligrosas montañas de Afganistán, en un viaje que duró más de dos semanas. Años más tarde, se intenta dar con su paradero, en donde incluso coopera el FBI, hasta que finalmente la encuentran 18 años más tarde, siendo ya una mujer adulta de 30 años, con una vida tradicional pastún, casada y con tres hijos. MacCurry pide los permisos debidos para conversas con ella y poder tomar nuevamente una fotografía. Su nombre es Sharbat Gula, y declara no tener idea de lo famoso de su rostro. Sin lugar a dudas, el paso del tiempo se ha dejado sentir en sus líneas de expresión, demostrando lo que significa vivir en medio de la guerra como refugiada, y más aún lo que implica el sólo hecho de ser mujer en una cultura dominada por el Islam. 
Ya en 2003, nuevamente ocupa las portadas el reencuentro de MacCurry con la ya mujer afgana, y además se crea un documental que relata el misterio por fin resuelto. También se crea una fundación encargada de promover la educación y calidad de vida de las mujeres y niñas de Afganistán, en su honor.

Me encantaría, a través de esta historia, poder narrarles a los jóvenes las atrocidades de la guerra y lo aplastante que puede ser para muchas personas tan débiles e indefensas que se ven presas de estos hechos, aunque no lo quieran.
¿Qué pueden aprender en la sala de clases?
• Conocer de una manera globalizada, los aspectos geográficos, demográficos, y  las diferentes culturas que predominan en el mundo actual con una mirada siempre integradora.
• Contextualizar y Analizar la guerra Afgano - Soviética.
• Comprender los estragos de la guerra y las consecuencias que genera. 

¿Cuántas niñas afganas siguen existiendo más allá de nuestras fronteras, el lugares tan remotos e inhóspitos? :(

Contarles a demás que mis compañeros hicieron cosas bastante fomes, y otras muy interesantes por supuesto, cien por ciento rescatables para aplicar yo también en un futuro cercano en la sala de clases.



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